jueves, 5 de junio de 2008

LA LIBERTAD DE CONCIENCIA

Muchas libertades pueden ser suprimidas pero la libertad de conciencia es una autonomía que ninguna razón, ley, salario u otro mecanismo podrá suprimir.
Nadie hoy en día, nadie que viva en medio de la sociedad de la información puede pretender y puede aceptar que un tercero, pretenda imponerles a los otros “su verdad”.
En nuestra sociedad todos hemos sido víctimas de la violación a nuestro derecho de conciencia. Tanto en la oposición como en el chavismo, hay una tendencia maliciosa a querer callar a las voces disidentes porque “no son políticamente correctas”.
La necesidad imperiosa de los regimenes autoritarios como el de Hugo Chávez o de las personalidades autoritarias de querer imponer su verdad y sino, colocar a todos en un estado general de sospecha se termina convirtiendo en un juego tan peligroso que al final (históricamente) los victimarios terminan siendo las próximas víctimas.
Ni los más feroces regimenes políticos que conocimos en el siglos XX, el fascismo y el comunismo, lograron devaluar y extinguir la luz que emana de la conciencia individual y fueron éstas la que lograron –entre otras cosas—derrumbar esos nefastos sistemas políticos.
El Papa Benedicto XVI afirma que: “La libertad existe para que cada persona pueda diseñar su vida y recorrer el camino que responda a su naturaleza y su conciencia”.
Por muchas leyes GESTAPO que se nos quiera imponer, por muchas represiones y amenazas en distintas instituciones que se quieran implementar, por más censuras que se nos quieran aplicar; la mayoría de los ciudadanos resistiremos a cualquier imposición autoritaria.
Que risa da cuando se intenta silenciar la conciencia de los otros. Una pregunta ¿cómo se logra eso? ¿Quién tiene la jaula de la conciencia? Al menos, unos la reprimen por un sueldo, unos cuantos contratos, una beca en fin pero al autoritario eso no le garantiza el amarre de esa persona.
Que triste el papel de los represores, que triste es el final de aquellos que juegan a imponer una sola verdad, qué será de aquellos que no entienden la diversidad. Para Jean Paul Sartre “Los cobardes son los que se cobijan bajo las normas”, pues yo digo: A mí que no me cubran con la cobija del autoritarismo porque sencillamente nada me robará mi libertad de conciencia.

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